Síntomas de un accidente cerebrovascular
Los signos de alerta y síntomas del accidente cerebrovascular no son exclusivos pero la forma en que aparecen es característica. No hay signos de alerta previos que vayan progresando a lo largo del tiempo. Cuando aparecen lo hacen repentinamente y sin aviso previo. Los síntomas claves son debilidad o insensibilidad repentinas en una o ambas partes del cuerpo, dificultad repentina de hablar o de comprender una conversación, estado de confusión, pérdida repentina de visión en uno o ambos ojos, mareo repentino, falta de coordinación o pérdida de equilibrio y dolor de cabeza intenso sin causa conocida.
Los síntomas de ataques isquémicos transitorios (AITs) que se solucionan por completo en 24 horas pueden ser signos de atención de que puede producirse una isquemia más grave. Aproximadamente el 15% de los pacientes que han sufrido isquemia señalan que habían tenido previamente algún AIT. Aproximadamente el 5% de personas que sufren un AIT sufrirán un episodio isquémico más grave en 48 horas y aproximadamente el 11% lo tendrán en un plazo de 90 días. Esta proporción sube al 25% cuando se producen otros sucesos adversos después de un AIT, por ejemplo, problemas cardiovasculares.
Riesgo estimado de ictus despues de un AIT (miniictus):
Tiempo después del AIT Riesgo de ictus
30 días 4-8%
1 año 12-13%
5 años 24-29%
El riesgo de ictus recurrente en los 5 años posteriores a un ictus previo es aproximadamente de un 24% en mujeres y hasta un 42% en hombres, pero este riesgo varía dependiendo de la causa del ictus. Por ejemplo, si la causa es la fibrilación atrial, el riesgo de un nuevo ictus en 1 año es del 15%.
Estos riesgos pueden minimizarse si existe un control médico apropiado y se toman precauciones adecuadas.
Las hemorragias cerebrales causadas por rotura de aneurismas, otra de las formas de ictus, no son diferentes en cuanto a la forma en que se presentan. Ocurren repentinamente, a cualquier edad o en cualquier momento bien sea durante el descanso, el ejercicio físico o la actividad sexual. Los aneurismas son dilataciones de los vasos sanguíneos (arterias o venas) debido a defectos congénitos o áreas débiles de la pared del vaso. Pueden afectar cualquier arteria cerebral y pueden aumentar de tamaño con el tiempo lo que aumenta el riesgo de ruptura. Entre los factores de riesgo se pueden señalar: Precedentes familiares de rotura de aneurisma, hipertensión y uso de tabaco o cocaína. Aproximadamente el 5% de los individuos sanos tienen aneurismas cerebrales pero la mayoría no llegan a romperse. Entre los síntomas que pueden ayudar a la detección previa de un aneurisma se pueden señalar: Dolores de cabeza localizados, dilatacion de la pupila de un solo ojo, visión doble, dolor sobre o detrás de un solo ojo. El descubrimiento de un aneurisma puede llevar a cirugías o procedimientos endovasculares dependiendo de su tamaño o del riesgo de ruptura. Si el típico dolor de cabeza repentino e intenso que produce la rotura de un aneurisma no es diagnosticado y tratado rápidamente, el riesgo de hemorragia es del 4-10% el primer día y llega al 30% en un plazo de un mes. Cuando ocurre una ruptura recurrente muere hasta el 50% de los pacientes.
Hay otros tipos de anormalidades de los vasos sanquíneos que pueden causar hemorragias cerebrales espontáneas. Las más conocidas son las malformaciones arteriovenosas. Ya están presentes desde el nacimiento y ocasionalmente están asociadas con aneurismas. Las malformaciones son menos letales que los aneurismas (el riesgo de muerte asociado a las malformaciones puede llegar al 15%). El riesgo de hemorragia de una malformación puede llegar al 35% si ha sangrado previamente. A veces los sangrados pequeños no producen síntomas y solamente son detectados en los escáneres cerebrales. El riesgo es mayor si se localizan en regiones más profundas del cerebro y también depende de qué vasos de drenaje estén asociados con la malformación. Las malformaciones están más bien asociadas a otras complicaciones diferentes de las hemorragias, como convulsiones o migrañas. El tratamiento depende fundamentalmente de la localización y accesibilidad de la malformación, las condiciones físicas del paciente y el riesgo estimado de sangrado.
Referencias:
Feinberg W. M., Albers G. W., Barnett H. J. M., Biller J., Caplan L. R., Carter L. P., Hart R. G., Hobson II R. W., Kronmal R.A., Moore W. S., Robertson, J. T. Adams Jr H. P. and Mayberg M. 1994. Guidelines for the management of transient ischemic attacks. From the Ad Hoc Committee on Guidelines for the Management of Transient Ischemic Attacks of the Stroke Council of the American Heart Association. Stroke 25 (6), 1320-1325.
Johnston SC, Nguyen-Huynh MN, Schwarz ME, Fuller K, Williams CE, Josephson SA, Hankey GJ, Hart RG, Levine SR, Biller J, Brown RD Jr, Sacco RL, Kappelle LJ, Koudstaal PJ, Bogousslavsky J, Caplan LR, van Gijn J, Algra A, Rothwell PM, Adams HP and Albers GW. 2006. National Stroke Association guidelines for the management of transient ischemic attacks. Ann Neurol 60(3), 301-313.
Williams ; O. 2010. Stroke Diaries. A guide for survivors and their families. Oxford University Press.